El braille, llamado también cecografía (del latín caecus 'ciego' y grafía, del griego gráphein escribir) es un recurso que las personas con discapacidad visual empleamos para acceder a la información escrita, brindando autonomía o independencia, entre otros en el estudio, la recreación e identificación de objetos.
En torno al braille existen muchos supuestos o mitos, por ejemplo:
•Mito: El braille es un lenguaje.
Realidad: El braille es fundamental para la inclusión de personas en condición de discapacidad visual. Argumentar que el Braille no debe considerarse un lenguaje puede ser una perspectiva controversial. Sin embargo, es posible abordar el tema desde varios ángulos, enfocándose en las características del Braille que lo diferencian de los lenguajes tradicionales. Las lenguas o los idiomas tienen lenguaje hablado y lenguaje escrito. Los lenguajes son una parte del idioma o de la lengua, pero solo son una parte, por lo que no son términos sinónimos. El medio que emplea el lenguaje escrito para expresarse es la escritura, pero no se puede interpretar que la escritura sea sinónimo del lenguaje escrito, ya que la escritura es sólo una de las posibilidades que tiene este tipo de lenguaje. El lenguaje escrito incluye la escritura de letras, jeroglíficos, iconos, logografías, pictogramas, silabogramas, entre otros. No todos los sistemas de escritura son considerados lenguas por sí mismos porque no poseen la complejidad gramatical y semántica necesaria para expresar ideas de manera completa. El sistema Braille es un medio táctil utilizado para leer y escribir, no es un lenguaje en sí mismo, más bien, es un código de escritura táctil que representa caracteres de un idioma determinado. El Braille no posee gramática ni estructura lingüística propia, por lo que se utiliza en conjunto con un idioma específico para transmitir información, es decir, el Braille es un medio de representación táctil, no un lenguaje autónomo.
• Mito: El braille solo pueden aprenderlo las personas con discapacidad visual.
Realidad: No necesariamente. Aunque el Braille fue creado para personas con dicha condición, cualquier persona (los que sí ven, los que tienen baja visión, los que además de ceguera tienen sordera, etc.) pueden aprenderlo si tienen interés, y conocerlo puede ser útil para comprender mejor las necesidades de quienes requieren del Braille en su vida diaria.
• mito: Aprender braille es difícil.
Realidad: Aprender braille es muy sencillo, siempre y cuando se tenga interés, práctica y la constancia que se necesitan para asimilar cualquier actividad nueva. Además, existen métodos específicos de enseñanza que permiten que el aprendizaje del braille sea ameno y divertido, unos están destinados a personas que nacieron sin vista y que por lo mismo no cuentan con un proceso previo de alfabetización, mientras que otros, están enfocados a quienes perdieron la vista ya sabiendo leer y escribir.
• Mito: El braille solo puede aprenderse usando el tacto.
Realidad: Las personas que ven pueden aprender el braille interpretando visualmente los puntos braille de los textos, por lo que leerán visualmente puntos en lugar de tocarlos, pero si se lo proponen y hacen los ejercicios necesarios para desarrollar el tacto, también podrían aprender a leer táctilmente.
• Mito: El braille es un sistema de escritura obsoleto.
Realidad: El braille no es obsoleto y creo que nunca lo será. Aunque la tecnología ha proporcionado nuevas formas de acceso a la información para personas con discapacidades visuales, no todas las personas pueden usar equipos tecnológicos por su costo, por eso el braille sigue siendo una herramienta insustituible, entre otros motivos porque garantiza la privacidad de la información, no requiere baterías ni energía complementaria, brinda la información de forma inmediata, afianza el dominio de la ortografía y gramática y mejora la accesibilidad a sitios e información.
Mito: la lecto-escritura braille es muy lenta.
Realidad: La velocidad de la escritura y de la lectura braille sí puede ser más lenta, pero dependerá mucho de la constancia y práctica del usuario. Quienes aprenden el braille a corta edad, por lo general, tienen el tacto sin alteraciones, y mediante ciertas estrategias, como escribir en pauta braille en lugar de regleta, evitan el detener su escritura por estar desplazando el papel, o al usar la máquina Perkins, pueden pulsar simultáneamente hasta los 6 puntos braille en lugar de picar punto por punto, o si emplean estenografía (método que abrevia palabras con 1, 2 o más signos, usa contracciones, principios, terminaciones y secuencias) agilizan su escritura, incluso al usar estenografía con pauta braille o con máquina Perkins, escribirán con velocidad equiparable a las personas normovidentes. Los lectores experimentados del braille logran velocidades de lectura de 150 a 200 palabras por minuto.
Mito: Los escritos se aplastan con facilidad.
Realidad: El papel utilizado para la escritura braille debe tener un gramaje aproximado de 180 gramos (por lo general varía entre 125 y 250 gramos), eso permite que los puntos se resalten sin romper el papel, pero al leer es importante tocar con suavidad los escritos para evitar aplastar los puntos. Cuando la presión sobre los puntos es fuerte, el realce se pierde poco a poco. Si no se tiene buena técnica de lectura, una medida que disminuye el aplastamiento de los puntos es imprimir en mica o en acetato, ya que en estos materiales los puntos se aplastarán únicamente al ejercer una presión excesiva. Pero el inconveniente de escribir en ellos es que se requiere mucha fuerza para marcar los puntos, por lo que la alternativa para usarlos es auxiliarse de una impresora braille, la cual debe configurarse con un remarcado fuerte de los puntos.
Mito: El braille es muy voluminoso.
Realidad: Una hoja impresa en tinta, dependiendo de la cantidad de información, del tamaño de la letra y de su interlineado, al imprimirse en braille puede abarcar hasta 9 hojas, sin embargo, puede disminuirse su cantidad, si, por ejemplo, se escribe con estenografía y también en interpunto, es decir, por ambos lados del papel.
Mito: Aprender braille por personas adultas es muy complicado.
Realidad: Las personas que pierden la vista en edad adulta o que llegan a aprender braille hasta esta edad, sí tendrán dificultades para aprenderlo, si tienen complicaciones con su percepción táctil, pero si no tienen alteraciones, no necesariamente tendrán inconvenientes, ya que muy probablemente tendrán habilidades motoras finas y gruesas suficientes, y dominarán conceptos como la distribución espacial (arriba, en medio, abajo), de lateralidad (izquierda/derecha), conocerán el concepto de número (por lo menos hasta el 6; y un aspecto clave para aprenderlo será el que acepten que lo necesitan, y que es un recurso útil.
Mito: Para aprender braille, necesariamente tendrán que memorizar 2 códigos numéricos (uno para leerlo y otro para escribirlo).
Realidad: Para leer braille, la celda se numera de izquierda a derecha, y para escribirlo la celda se numera de derecha a izquierda, sin embargo, los caracteres braille siempre tienen mismo código numérico, es decir, la letra "m" siempre se constituirá por los puntos 1 3 4, lo que cambia es la dirección en que empieza la numeración al leerse o al escribirse, es decir, como la dirección de la escritura es de derecha a izquierda, entonces la columna derecha tiene los puntos 1 2 3, y para leer como la dirección de lectura es de izquierda a derecha, entonces la columna izquierda es la que se forma por los puntos 1 2 3. Por tanto, al aprender braille es importante recordar o memorizar los códigos o puntos que componen una letra, signo o prefijo, y si se escribe, se recordará que la numeración de los puntos iniciará por la derecha, y al leer la numeración de los códigos se iniciará por la izquierda, pero los puntos que conforman los caracteres braille siempre serán los mismos.
Mito: El braille sólo sirve para estudiar.
Realidad: Tal y como la escritura convencional, en negro o en tinta (que es la forma en que denominamos la escritura de las personas con vista) permite el acceso a la educación, a la cultura, al entretenimiento, y acceder a todo tipo de información textual, no sólo al estudio, del mismo modo, el braille brinda mismas posibilidades a las personas en situación de discapacidad visual, por ejemplo, permite identificar medicamentos rotulados en braille, al usar identificadores braille de billetes se podrán diferenciar sus denominaciones, al colocar nombres de productos se podrán distinguir materiales cuya forma, tamaño o textura es idéntica pero que su contenido es diferente, (por ejemplo, los CD, DVD, cereales, bebidas o latas de una misma marca). Además, gracias a la escritura de números telefónicos, notas personales, citas médicas y todo apunte útil que necesitemos tener presente, será fácil consultarlo sin apoyo de otros, por lo que el braille es un recurso indispensable que favorece la autonomía e independencia.
Mito: La producción de escritos braille es muy costosa.
Realidad: La producción de escritos braille sí requiere mayor cantidad de papel que los escritos en tinta, pero no requiere gasto de tinta al imprimirse, sólo implica costo de papel. Además, si se escriben textos en estenografía se reduce la cantidad de papel.
Espero que, con las líneas anteriores, se clarifiquen realidades del braille, ojalá se logre comprender que gracias a este sistema, el acceso a la información escrita para ciertos colectivos, es posible, y que para toda persona, el acceder a un sistema de lectoescritura garantiza autonomía e independencia, facilita la comunicación, la educación, el entretenimiento y en general el acceso a la información.